lunes, 28 de agosto de 2017

La Iglesia y la Responsabilidad de la Casa Común

117 No puede ser real un sentimiento de ínti­ma unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres huma­nos. Es evidente la incoherencia de quien lucha contra el tráfico de animales en riesgo de extin­ción, pero permanece completamente indiferen­te ante la trata de personas, se desentiende de los pobres o se empeña en destruir a otro ser huma­no que le desagrada. Esto pone en riesgo el senti­do de la lucha por el ambiente. Laudato SI´


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