lunes, 6 de febrero de 2017

Convocados a caminar juntos


El pasado viernes 03 de febrero,  el  Director del Centro de Ética y Pensamiento Social del Católica  Santiago Cadena fue invitado a la mesa redonda como panelista para hablar de Fe y Política a los Jóvenes de la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Quito, actividad que se llevó a cabo en el Teatro Unidad Educativa Sagrado Corazones de Rumipamba.
Santiago Cadena comenzó por felicitar la iniciativa de este espacio y manifestó que se debe seguir propiciando estos encuentros.
Luego dio inicio sobre la importancia de la Doctrina Social de la Iglesia, La doctrina social de la Iglesia que nos ayuda también a corregir falsas concepciones de la fe y del significado de la pertenencia a la Iglesia que no podemos reducir a un “bagaje, a elenco de algunas normas y prohibiciones, a prácticas de devoción fragmentadas, a adhesiones selectivas y parciales de las verdades de la fe, a una participación ocasional en algunos sacramentos, a la repetición de principios doctrinales, a moralismos blandos o crispados que no convierten la vida de los bautizados”.
En pocas palabras podemos decir que la doctrina social de la Iglesia es el manual  de  instrucciones para  vivir  el  Evangelio.  Ella  puede  ayudarnos  a resolver uno de los grandes problemas, especialmente de la juventud, como es la squeda del sentido de toda la realidad.
La política entendida como la búsqueda del bien común, constituye un elemento fundamental de la vida en sociedad. Es importante comprender que el bien común no es algo dado, sino que es el resultado del compromiso de todos los ciudadanos y podemos describirlo como “el conjunto de aquellas condiciones de  vida  social  con  las  cuales  los  hombres, las  familias  y  las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección” (GS 74).
Educar para la política significa aprender a vivir en la sociedad así concebida, no solamente como una realidad sociológica, económica y cultural. La participación potica es un deber y un derecho del cristiano y por ello la Iglesia  nos  exhorta  a  vivirlos  comprometida  y  responsablemente.

¿Cómo formar, entonces, a la juventud para una participación responsable en la gestión del bien común? No quisiera generar expectativas quiméricas y por ello hay que reconocer que nadie ha encontrado una respuesta satisfactoria. Por ello me limito a sugerir puntos de reflexión que pueden ayudar a la squeda de respuestas que dependerán en gran parte, de cada situación concreta. Recordemos las virtudes que, según San Juan XXIII deben caracterizar las relaciones sociales: la verdad, la justicia, la caridad y la libertad.